Hace bastante tiempo me compré unos pantalones de pana en color crudo, me encantaban. Un día los llevaba y empezó a llover con ganas. Las manchas negras que quedaron en los bajos del pantalón, eran tan difíciles de quitar, que mis preciosos pantalones se transformaron en este bonito traje.
Al fin y al cabo mi sobrina todavía no sabía andar y no le pasaría lo mismo que a mí.
Yo resolví el problema y ella consiguió un traje nuevo.
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